Hace un año la vida me enfrentó a una disyuntiva: seguir en el lugar en el que había estado ya muchos años, pero que me estaba comenzando a causar conflictos o aceptar la invitación de un cambio temporal de trabajo.
Me cuesta mucho trabajo tomar decisiones, sobre todo si son tan importantes; tenía que decidir entre el dolor de seguir dónde estaba o el dolor de crecer. Sin embargo, creo que en esta ocasión traté de no ser tan racional y me dejé llevar "como una pluma al viento". Sin forzar nada, que todo fluyera a su tiempo y a su modo.
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