Es muy raro que yo esté todo un domingo en mi casa y que me levante tarde de la cama. Mi rutina dominical consiste en levantarme temprano para ir a la reunión y a partir de medio día a casa de mis papás.
Sin embargo este cambio de rutina es otra consecuencia de las circunstancias que estamos viviendo por la pandemia. El virus anda cada vez más cerca de nuestra familia y debemos mantener la sana distancia.
Por una parte me siento afortunada por tener una casa donde resguardarme y con las comodidades necesarias para protegerme de las bajas temperaturas que se sienten en este momento, sin embargo no puedo sentirme feliz sabiendo que hay personas que en este momento tienen que estar fuera de casa o que simplemente no la tienen.
También me inquieta saber de mascotas que están a la intemperie y que no tienen cuidadores responsables o simplemente sensibles ante esta situación.
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