Las fechas de fin e inicio de año coinciden con uno de mis recesos laborales y por lo general utilizo éstos para hacer limpieza profunda en mi casa, pero especialmente en el receso de fin de año trato realizarla para iniciar el año con casa limpia.
En esta ocasión le di prioridad a la casa de mis papás, aunque también combinando un poco con la mía; aunque la ventaja es que desde marzo (gracias al resguardo por el COVID-19) ya he estado depurando muchos espacios de mi casa.
Desde mediados de diciembre Carlos comenzó a pintar la casa de mis papás y ya casi termina, sólo falta pintar dos recámaras. Hoy estuve ayudando a mi mamá a mover algunos muebles en una de ellas y me di cuenta que aún tengo muchos libros ahí de mi época de estudiante.
Creo que debo dedicarle un buen tiempo a revisar esos libros y ver qué se puede hacer con ellos: donarlos o llevarlos al reciclaje. A veces me cuesta un poco de trabajo deshacerme de ellos o de material didáctico, pero es algo en lo que debo avanzar. Por lo pronto, la limpieza y organización de espacios que hicimos hoy nos hizo sentir más ligeras.
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