martes, 20 de junio de 2017

Decisiones drásticas: cambio de alimentación

Siempre me he preguntado si hay alguna razón del por qué de repente comenzaron a llegar los gatos a mi vida. Me pregunto si fue casualidad que en menos de un año yo ya tenía 4 gatos en mi casa a quienes había encontrado en diferentes circunstancias y necesitaban un lugar para vivir o simplemente es que yo estaba muy atenta a los gatos y por eso me di cuenta de sus casos.

Sea cual sea la razón de su llegada, creo que si fueron el principio para que yo tomara una decisión que ha sido drástica en mi vida: hace dos años dejé de comer animales.

Cuando comenzaron a llegar los gatos que ahora tengo en mi casa, en el 2013, también conocí por las redes sociales a diferentes personas de la localidad que se dedican a la protección animal. Me di cuenta de que muchos de ellos eran vegetarianos o veganos.

Comencé a informarme más sobre el tema y me di cuenta de que, al menos en el lugar donde vivo, ya hay más opciones para las personas que desean ese cambio de alimentación o de vida. También me di cuenta de que cada vez más personas están eligiendo ser vegetarianos.

No puedo decir que en mi caso lo hice por moda; no estoy siguiendo a un grupo de personas en su forma de pensar. Más bien me di cuenta de que desde hace mucho tiempo era algo que yo deseaba, pero como no conocía a nadie a mi alrededor que tuviera ese estilo de vida, no tenía la suficiente información y tenía miedo de tomar esa decisión porque no sabía cómo iba a sobrevivir.

Creo que desde niña siempre fui como Lisa Simpson. No podía lidiar con el hecho de criar a un animal, convivir con él y luego comerlo. Recuerdo que en las fiestas de la familia paterna se acostumbraba preparar comida con carne de cerdo; la carne de un cerdo que se había criado durante varios meses antes para ese fin. 

Incluso uno de los tíos era el encargado de matar al cerdo. Uno de los peores recuerdos que tengo es los gritos y lloridos de uno de esos cerdos cuando lo estaban matando. No vi la escena, pero lo escuché... a pesar de que hice todo lo posible por alejarme y taparme los oídos con las manos. Creo que siempre he sido "la rara" en la familia y supongo que al verme en ese momento confirmaron que lo era. Creo que no podían entender mi sufrimiento, ni siquiera mi mamá.

Después de que comencé a conocer a más personas que no consumen productos de origen animal y a tener más información del por qué, yo me sentía incongruente: cómo era posible que quisiera tanto a los animales y que sufriera por su maltrato si seguía comiéndolos.

A inicios del 2015 comencé a hablar con las personas cercanas a mí, acerca de que ya no quería comer carne. Para todos era algo incomprensible, incluso algunos me decían que no, que no estaba bien. Creo que sólo una o  dos personas me dijeron que "qué bueno".

Comencé dejando de comer pollo, luego comía carne solo una vez a la semana o cada dos semanas; después fue una vez al mes y cuando la comía ya no me caía bien en el estómago. Creo que la última vez que comí carne fue en una fiesta familiar en mayo de 2015. Sin embargo, creo que pescado si seguí comiendo unos días después, pero también por esas fechas fue que tomé la decisión de que ya dejaría a los animales fuera de mi plato.


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Tito

Mi Tito ya está viejito, ya tiene 8 años. Sigue con su carácter huraño y siempre a la defensiva. "¿Quién te hizo tanto daño, Tito?"...